¡GRACIAS,
POR TU REGALO, SEÑOR!
Llegado
del seno del cielo,
baja
para ser sustento en nuestra debilidad,
alegría
en nuestras penas,
luz
en la oscuridad que nos invade.
Abriremos
tu regalo, Señor,
y,
entre nudos y embalajes,
dejaremos
que salga la sorpresa divina:
¡VOZ
DEL ESPÍRITU!
¡ALETEO
QUE CONTAGIA FRESCURA!
¡CONSEJOS
Y DONES!
¡GRACIA
Y TERNURA!
Necesitábamos,
Señor, de tu presente.
Un
regalo con alas de Espíritu.
Un
obsequio con la Fuerza de tu Persona.
Un
don que nos haga recuperar
hoy
y siempre la sonrisa en nuestros rostros.
¡Gracias,
Señor!
Porque,
en el Espíritu Santo,
nos
traes el color de la esperanza,
el
brillo de sus siete sagrados dones,
el
amor que nace en tu presencia,
el
ser que vive y habita en Ti.
¡Gracias,
Señor!
Ayúdanos
a descubrir este inmenso regalo;
que
no nos quedemos en el envoltorio
que
vayamos más al fondo
hacia
aquel lugar donde, el Espíritu,
habla
cuando se le escucha
protege,
cuando nos ponemos bajo sus alas
fortalece,
si nos encontramos débiles
levanta,
si desfallecemos
anima,
cuando la tristeza asoma
en
las ventanas de nuestra existencia.
¡Gracias,
Señor!
En
Navidad, te hiciste regalo de amor
En
Pascua, regalo de vida
En
Pentecostés, soplo de aliento divino
Ven,
Santo Espíritu, y haznos valientes testigos
en
este Año Santo de la Fe.
Amén.
J.Leoz
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