Me gusta la gente que sea espiritual,
con idealismo en los ojos y los pies
en la realidad.
Me gusta la gente que ríe,
llora, se emociona con una simple carta,
un llamado, una canción suave,
una buena película, un buen libro,
un gesto de cariño, un abrazo.
Gente que ama y tiene nostalgias,
que gusta de los amigos, que cultiva flores,
que ama los animales, admira paisajes,
la poesía y sabe escuchar.
Gente que tiene tiempo para sonreír,
pedir perdón, repartir ternuras, compartir
vivencias y tiene espacio para las emociones
dentro de sí, emociones que fluyen naturalmente
de adentro de su ser.
Gente que le gusta hacer las cosas
que le gustan, sin huir de compromisos
difíciles, por más desgastantes que sean.
Gente que ayuda, orienta, entiende,
aconseja, busca la verdad y siempre
quiere aprender, aunque sea de un niño,
de un pobre, de un analfabeto.
Gente de corazón desarmado, sin odio
y preconceptos baratos,
con mucho amor
dentro de sí.
Gente que se equivoca y lo reconoce,
cae y se levanta, asimila los golpes,
tomando lecciones de los errores
y haciendo redimir sus lágrimas
y sufrimientos.
Me gusta mucho la gente así...
Gracias María del Valle que desde Argentina siempre compartes estas reflexiones tan especiales con nosotros. Para ti:
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