TUS PIES, MARIA
Van al ritmo de tu pensamiento: tengo que salir.
Caminan con el timón de tu fe.
Sorprenden por la rapidez de tu disposición.
Avanzan sin tener más horizonte que el llegar para servir.
TUS PIES, MARIA
Apuntan en la dirección que Dios te marca.
Corren presurosos para no llegar tarde.
Se resienten cuando se detienen,
y sanan cuando peregrinan.
TUS PIES, MARIA
No saben estar en propia casa,
suspiran siempre otra donde Tú puedas estar,
otros a los que tú puedas lavar o curar.
TUS PIES, MARIA
No conocen el descanso ni la tregua,
siempre están en movimiento,
fecundamente avanzan,
constantemente se mueven
y sin pereza para dejar tu casa.
¿Cuál es, María, el secreto de tus pies?
¿No será acaso, María, los hermanos que te esperan?
¿No será, María, que no puedes permanecer sin hacer el bien?
¿No será, tal vez, que en los mil detalles es donde Tú disfrutas?
Gracias, María, por venir a visitarme.
Como tu prima Isabel
yo también necesito de tus atenciones:
mi corazón anhela una caricia de madre,
mis ideas necesitan ser ordenadas,
mi cabeza un regazo donde repostar un momento.
Gracias, María, por poner tus pies en dirección a mi humilde casa.
Amén
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