Encomendémonos cada día a María, nuestra madre, alegrémonos, ofrezcamos nuestro trabajo y sufrimiento a María... Deseemos vivir y morir entre los brazos de Jesús y de María. Por eso, un devoto de María debe difundir la alegría.
Quien tiene a Jesús y María en el corazón difunde la alegría, la verdadera. Un día un médico ateo pidió hospitalidad en una casa de religiosos para la noche.
Cenó con ellos, y cuando iba a la habitación, dijo: "Nunca hubiera creído que vosotros sacerdotes fueseis tan alegres y chistosos".
San Felipe Neri convirtió media Roma riendo y haciendo reír durante medio siglo; la alegría es un gran secreto de apostolado. En compañía de María, "sirvamos al Señor con alegría" (Salmo 100,1)
Rezar todos los días, pase lo que pase
Te copio una noticia del periódico que hace referencia a la operación que Juan Pablo II sufrió en octubre de 1996.
El Papa pasará más días en el hospital de los inicialmente previstos. Una circunstancia que, según el cirujano Francesco Crucitti, se debe a que Juan Pablo II "es un paciente rebelde" y en el Vaticano podría estar más ansioso por retomar sus actividades normales. Ello podría dificultar su recuperación.
Crucitti recordó que el Papa impidió que se adelantara su operación, a pesar que le fue diagnosticada en las Navidades pasadas, porque tenía numerosos compromisos. Ha preferido esperar a un "hueco" en su agenda para acceder a la intervención, aunque esto le haya supuesto más malestares.
Por otra parte, el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, comentó que el Pontífice se había levantado el día de la operación a las tres de la mañana, que rezó sólo en su capilla particular, contigua a su habitación en el décimo piso del Políclínico, donde leyó el Breviario y rezó parte del rosario.
A las cinco de la mañana concelebró la Misa con su secretario, monseñor Stanislao Dziwisz.
Ayúdame, Madre mía, a rezar todos los días. Que no acepte excusas. Que no deje de dedicarte un rato aunque esté cansado. Quiero que me resulte necesario rezar. Gracias.
Comenta ahora estas cosas con Ella.
Texto escrito por José Pedro Manglano Castellary (Sacerdote)
Si algo valoramos en los tiempos que vivimos (por ser un bien escaso) es la FIDELIDAD; cuando alguien cumple lo que promete; cuando una pareja (a pesar de las dificultades) sigue adelante; cuando una persona lucha por sus ideales y sus principios… pensamos que la fidelidad todavía existe.
Entrar en la presencia de María y dejar que suba por la pared de su santuario una “hiedra” es ser conscientes de que nos falta mucho para ser coherentes entre lo que decimos y aquello que hacemos.
Ella, María, fue fiel hasta el final. Supo agarrarse en cuerpo y alma a la fe como la misma hiedra se ajusta a un muro para no desprenderse, caer al suelo y morir.
Hoy, no puede ser de otra manera, recordamos a tantos hombres y mujeres que iniciaron con buena voluntad el camino de la vida cristiana pero, los vientos de la comodidad, apatía, incredulidad o secularismo… los alejó por otros derroteros. Que Pentecostés nos traiga el SANTO TEMOR DE DIOS que es el susto de perderle.
Mirar a María, en esta jornada del mes de mayo, es hacerle sabedora de que la fidelidad sólo se consigue cuando uno la trabaja y la solicita a Dios como don del Espíritu Santo.
“Si Dios está en todo lugar...
¿por qué yo estoy en otro sitio?”
(M.D.)
J.Leoz
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