¡Gracias María por estar ahí!
Por compartir mis alegrías y mis penas.
Por seguir, de cerca, todos mis caminos.
¡Gracias, María, por animarme en mis
caídas!
¡Gracias, María, por ser mi confidente y
mi amiga!
¡Gracias, María, por ser mi Madre!
¡Gracias, María, por escucharme una y otra
vez!
¡Gracias, María, por no olvidarme aunque
yo te olvide!
¡Gracias, María, por hablarme cada día!
¡Gracias, María, por llevarme hasta Dios!
¡Gracias, María, por arrullarme en tus
brazos!
¡Gracias, María, por enseñarme a amar a
Jesús!
¡Gracias, María, por empujarme a fiarme
del Señor!
Amén.
Padre Javier Léoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres comentar no tengas inconveniente. Solo te ruego que seas educado y no uses nunca palabras soeces ni injuriosas. En caso contrario tendría que anularlo a continuación. Muy agradecido.