Concha, Bernarda,
Conchi e Inocencia cuidan día tras día que la iglesia de nuestra parroquia esté
adornada con flores, limpia y con los manteles más relucientes. Es una forma de
expresar sus sentimientos de amor hacia María, hacia Jesús, hacia Dios. Ellas nos
transmiten que todo es poco para la Madre, todo es poco para el Hijo, todo es
poco para el Padre.
Sus centros florales nos sorprenden semana a semana, pero las flores más bonitas son las flores de sus vidas que depositan con estos pequeños esfuerzos, con estos detalles cotidianos ofrecidos, con el cariño que reflejan en los ramos a los pies de las imágenes, en el altar y delante de la Puerta del Sagrario y con sus oraciones que resultan actos de amor.
Llego ante ti Madre Mía
a dejarte con mis flores,
el caudal de mis amores,
porque Tú eres luz y guía
de mi travesía.
Y bajo esta advocación
eres Tú mi adoración,
Virgen Bella,
la divina y eterna estrella
que vive en mi corazón.
a dejarte con mis flores,
el caudal de mis amores,
porque Tú eres luz y guía
de mi travesía.
Y bajo esta advocación
eres Tú mi adoración,
Virgen Bella,
la divina y eterna estrella
que vive en mi corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres comentar no tengas inconveniente. Solo te ruego que seas educado y no uses nunca palabras soeces ni injuriosas. En caso contrario tendría que anularlo a continuación. Muy agradecido.