Madre de nuestro silencio,
tesoro de calma y
serenidad,
te amamos por tu
rostro lleno de luz,
por tu mirada
llena de ternura,
por lo profundo
de tus palabras silenciosas,
por tu
transparente disponibilidad.
Que en nuestras
tareas cotidianas
nos abras a lo
profundo de las cosas que no se ven,
nos ilumines con
tu luz transparente,
nos ensanches el
corazón con el amor
y la verdad de lo
que es importante,
nos contagies tu
disponibilidad
ante las
sorpresas de Dios.
Madre del
silencio,
enséñanos a
callar...
enséñanos a
contemplar...
J. M. Márquez
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