No aceptes
el desaliento,
una y otra vez vuelve a reconstruir.
Amo a los pájaros, más aún, los admiro.
Después de una noche de lluvia y fuerte viento,
por las mañanas están sus nidos destruidos,
cerca de los árboles...
Cuando hay que podar.
¿Quién se acuerda de los pájaros?...
Se quedan sin nido.
Pero les he oído cantar, aún con el nido destruido
y animosos acarrean material para construir otro.
Tal vez mejor, tal vez mucho más fuerte.
Por su nido roto, quizás los pájaros habrán
callado un momento. ¡Sólo un momento!
Ellos saben que no sirve llorar frente
a las ruinas; hay que empezar de nuevo.
Pronto el nuevo nido estará armado,
y si otra tormenta llegara a derribarlo...
Una y mil veces volverán a construirlo.
Piensa que con tu manera de actuar puedes
vivir un bonito presente y construir las bases
para un futuro prometedor.
Admiro a los pájaros por su afán esperanzado.
¿Qué otra cosa es la esperanza, sino el negarnos
a los golpes de la adversidad?
¿Qué otra cosa es la esperanza, sino el modo
interior de creer en un mañana mejor?
Cuando una ilusión muere, sigues teniendo
el alma para abrigar nuevas ilusiones
y por más que te golpee la vida, no claudiques.
Fortalece tu esperanza, ármala de nuevo
y vuelve a empezar.
Si tus anhelos son justos, si no dañan a nadie
los sueños que te impulsan, insiste una
y otra vez, algún día alcanzarás el triunfo.
¡Aprende de los pájaros!
¡Canta como ellos!
¡Vuela lejos como ellos!
¡Sé feliz esta semana como ellos!
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