Que los
errores del año pasado no te impidan avanzar en aquellos proyectos e
ideales que te marcaste: aportará ilusión a tu trabajo.
Vive con
intensidad lo que haces. Cuando uno disfruta con lo que aprende o enseña,
se nota. No pongas “el piloto automático”.
Aprecia lo
que realizas. No siempre solemos conseguir lo que pretendemos. Hay que
caminar hacia adelante con lo que tenemos.
Respeta a
las personas que están delante de ti. Si eres profesor, llena de sabiduría
a tus alumnos. Si eres alumno, valora el esfuerzo de los que intentan
abrirte horizontes.
Sé consciente de tus limitaciones. Con ello conseguirás dos cosas: la humildad y el que los demás te puedan ayudar.
Encomienda a Dios tus afanes. Él te dará la serenidad ante las dificultades, la sabiduría ante los retos, la constancia cuando te ronde la debilidad.
Sé persistente en tu responsabilidad. Educar, ni ser educado, es fácil. En el día de mañana se agradecen dos cosas: las personas que se desgastaron por nosotros y los conocimientos adquiridos.
Reflexiona sobre los frutos del pasado curso e, intenta, alcanzar aquellos objetivos que no fueron cumplidos.
Muéstrate delicado en tus expresiones físicas y verbales. No por ser espontáneo ni duro, somos más personas ni más respetados. Todo lo contrario.
Defiende tus ideales cristianos. Que se te vea contento de tu pertenencia a la iglesia de tu amistad con Cristo. Tendrás tu recompensa.
http://www.javierleoz.org/
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