Que
no me olvide, Señor
De
darte gloria, no solamente con mis palabras,
sino
también con mis obras.
De
darte alabanza, no porque la necesites,
sino
para saber y recordar que Tú existes.
Que
no me olvide, Señor
Que
no son mis actos los que me salvan,
sino
tu misericordia que sale a mi encuentro.
De
llenar mi oración de alegría y de confianza,
para
que, nunca el vacío, reine en lo que hago y digo.
De
tus mandamientos, oh Señor,
pero
sobre todo de lo que ellos me alertan e indican.
Que
no me olvide, Señor
De
que mis labios vayan en consonancia
con
aquellos sentimientos que mi corazón inspira.
Que
mi fe, además de decir que creo,
me
empuje a vivir como auténtico cristiano.
Que
mi palabra, sea débil o fuerte,
ha
de estar en armonía con las huellas de mi vida.
Que
no me olvide, Señor
De
darte el culto que Tú mereces.
De
ofrecerte las ofrendas que más agradeces.
De
llevarte una vida santa y dichosa,
transparente
y purificada por tu gracia.
Que
no me olvide, Señor
De
acogerte y bendecir tu nombre.
De
darte gloria y alabanza,
llevándote,
hoy y siempre,
allá
por donde avance.
Amén.
P. Javier Leoz
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