Himno (Laudes)
Brille la cruz del Verbo luminosa,
brille como la carne sacratísima
de aquel Jesús nacido de
la Virgen
que en la gloria del Padre vive y brilla.
Gemía Adán, doliente y conturbado,
Gemía Adán, doliente y conturbado,
lágrimas Eva junto a Adán vertía;
brillen sus
rostros por la cruz gloriosa,
Cruz que se enciende cuándo el Verbo expira.
¡ Salve Cruz de los montes y caminos,
junto al enfermo suave medicina,
regio trono de Cristo en las familias,
cruz de nuestra fe, salve, cruz bendita!
Reine el Señor crucificado,
Cruz que se enciende cuándo el Verbo expira.
¡ Salve Cruz de los montes y caminos,
junto al enfermo suave medicina,
regio trono de Cristo en las familias,
cruz de nuestra fe, salve, cruz bendita!
Reine el Señor crucificado,
levantando la
cruz donde moría;
nuestros enfermos ojos buscan luz,
nuestros labios, el
río de la vida.
Te adoramos, oh cruz que fabricamos,
Te adoramos, oh cruz que fabricamos,
pecadores, con
manos deicidas;
te adoramos, ornato del Señor,
Sacramento de nuestra eterna dicha.
Sacramento de nuestra eterna dicha.
Amén
Himno (Vísperas)
Las banderas reales se adelantan
Las banderas reales se adelantan
y las cruz misteriosa en ellas brilla:
La cruz en que la vida sufrió muerte
La cruz en que la vida sufrió muerte
y en que, sufriendo
muerte, nos dio vida.
Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo
Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo
que, al ser
herido por la lanza dura,
derramó sangre y agua en abundancia
para
lavar con ellas nuestras culpas.
En ella se cumplió perfectamente
En ella se cumplió perfectamente
lo que
David profetizó en su verso,
cuándo dijo a los pueblos de
la tierra:
“ Nuestro Dios reinará desde un madero”.
¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso,
árbol hornado con la regia púrpura
y destinado a que su tronco digno
sintiera el roce de la carne pura!
¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes,
en que estuvo colgado nuestro precio,
fuiste balanza para el cuerpo santo
que arrebató su presa a los infiernos!
A ti, que eres la única esperanza,
“ Nuestro Dios reinará desde un madero”.
¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso,
árbol hornado con la regia púrpura
y destinado a que su tronco digno
sintiera el roce de la carne pura!
¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes,
en que estuvo colgado nuestro precio,
fuiste balanza para el cuerpo santo
que arrebató su presa a los infiernos!
A ti, que eres la única esperanza,
te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos
que acrecientes la gracia
de los justos
y borres los delitos de los malos.
Recibe, oh Trinidad, fuente salubre
Recibe, oh Trinidad, fuente salubre
la alabanza de todos los espíritus,
y tú
que con tu cruz nos das el triunfo,
añádenos el
premio, oh Jesucristo.
Amén
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