¡Viene el Señor! ¡Vendrá el Señor!
si permanecemos atentos y vigilantes
si, nuestros ojos, miran hacia el cielo
y no solamente se pierden en la tierra.
Viene el Señor, vendrá el Señor,
si la alegría anida en nuestro corazón
y, allá donde brota la tristeza,
la combatimos con la fuerza de nuestra esperanza.
¡Viene el Señor! ¡Vendrá el Señor!
si le hacemos un lugar en la posada de nuestras almas
si, además de creer en Él,
intentamos conocerle y amarle con todas nuestras fuerzas.
¡Viene el Señor! ¡Vendrá el Señor!
si la fe nos sirve para sacudir de nosotros
la angustia y el pesimismo, la desesperanza y la tibieza.
¡NECESITAMOS TANTO, QUE VENGA EL SEÑOR!
Porque creemos en Dios
preparémonos al inmenso amor que nos regala en Belén.
Porque creemos en Cristo
abramos las puertas de nuestra existencia
y, por ellas, entre la humildad del que se hace Niño.
Porque creemos en el Espíritu
que, el soplo de su presencia,
nos empuje a mantenernos atentos, en pie
y siempre dispuestos a dar razón de nuestra vida cristiana.
¡Viene el Señor! ¡Vendrá el Señor!
Para rescatarnos de oscuridades y falsedades
para recuperarnos de nuestras constantes caídas
para dar solidez a nuestra fe
para compartir nuestra débil humanidad
para redimirnos y llamarnos a una vida nueva.
¿No lo sientes? ¿No tienes ganas de recibir a Dios?
Viene en persona… a vernos.
Se presenta pequeño… para hacernos grandes.
Se escucha en silencio… para acallar nuestros ruidos.
Nace en la noche… para ver cómo son nuestros días.
Llega con amor… para disipar nuestros odios.
Trae palabras… para confortarnos y darnos esperanza.
¿No lo sientes? ¿No tienes ganas de recibir a Dios?
Sólo te pide…
FE!
Padre Javier Léoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres comentar no tengas inconveniente. Solo te ruego que seas educado y no uses nunca palabras soeces ni injuriosas. En caso contrario tendría que anularlo a continuación. Muy agradecido.