María vino al mundo sin pecado original y con la gracia santificante.
La Virgen María fue escogida para ser la Madre de Dios.
La Virgen María fue pura y santa.
Al nacer la Virgen María se cumplió la promesa de Dios de que mandaría al mundo a una mujer de la que nacería el Salvador para liberarnos del pecado.
María, en este día
que
festejamos tu nacimiento,
te pido que me ayudes
a estar
siempre cerca de Ti
y de tu Hijo Jesús.
El nacimiento de la Virgen María es un anuncio del nacimiento de Jesús,
el preludio de la Buena Nueva. La llegada de esta niña al hogar de san
Joaquín y santa Ana significa para el mundo la verdadera esperanza y la
aurora de la salvación.
La Iglesia celebra este acontecimiento el 8 de septiembre. La fiesta de
la Natividad de la Santísima Virgen surgió en oriente, y con mucha
probabilidad en Jerusalén, hacia el siglo V. Allí estaba siempre viva la
tradición de la casa natalicia de María. La fiesta surgió muy
probablemente como dedicación de una iglesia a María, junto a la piscina
probática; tradición que se relaciona con el actual santuario de Santa
Ana.
Nace María, de la cual nacerá el mismo Hijo de Dios que nos traerá la salvación.
A María recién nacida la piropean: La Palabra de Dios: "Eres toda bella,
oh María... Mi elegida es toda bella como la nieve de Líbano... ¿Quién
es ésta que avanza como un sol...? Hijas de Jerusalén, soy morena
pero hermosa".
Y el día de su fiesta la saluda la Liturgia: "Celebramos el nacimiento
de la Virgen María... Celebramos con gozo... Todos los textos de la
Liturgia de las Horas y de la Eucaristía son piropos a esta Mujer
sencilla y humilde, pero a la vez la más grande que jamás vieron los
siglos, que acaba de nacer...
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