En esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María. Ella nos abre a
la esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para
alcanzarlo: acoger en la fe a su Hijo; no perder nunca la amistad con Él, sino dejarnos iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo cada día,
incluso en los momentos en que sentimos que nuestras cruces resultan
pesadas. María, el arca de la alianza que está en el santuario del
cielo, nos indica con claridad luminosa que estamos en camino hacia
nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz con Dios.
Homilía de Benedicto XVI (2010)
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