He de decir que después de leer Las Confesiones de San Agustín, hubo en mí un cambio. En este libro he encontrado expresiones muy relevantes que pueden ayudarnos a vivir con más intensidad nuestra vida cristiana. He ahí algunas:
“Nos creaste para ti, Señor, y nuestro corazón
andará siempre inquieto mientras no descanse en ti”.
“Alabarán
al Señor quienes lo buscan, pues si lo buscan lo habrán de encontrar, y si lo
encuentran lo habrán de alabar”.
“Señor, nos pagas tus deudas cuando nada nos
debes; y nos perdonas lo que te debemos sin perder lo que nos perdonas”.
“Fue obra de tu gracia y de tu misericordia, Señor,
el que hayas derretido como hielo la masa de mis pecados; y a tu gracia también
soy deudor de no haber cometido muchos otros”.
“¡Oh Señor omnipotente y bueno, que cuidas de cada uno de tus
hijos como si fuera el único, y que de todos cuidas como si fueran uno solo!”.
“Ríanse pues de mí los fuertes y los potentes, Dios mío, que yo
débil y pobre me confieso ante ti”.
“¿Cómo podía ser que tú desoyeras y rechazaras las lágrimas de
la que Mónica, mi madre no te pedía oro ni plata ni bien alguno pasajero sino
la salud espiritual de su hijo, que era suyo porque tú se lo habías dado?”.
“Entonces tú, mi Dios, tratándome con mano suavísima y llena de
misericordia, fuiste modelando poco a poco mi corazón”.
“¡Tú, oh Dios, eres más excelso que todas las alturas y más
profundo que todas las profundidades! Y nunca te retiras de nosotros, aun
cuando nosotros sólo con trabajo y con pena nos volvemos a ti”.
“Tú, mi Dios omnipotente, eres todo mi bien; tú, que estás
conmigo desde antes que yo estuviera contigo”.
“Me he empeñado, Dios
mío, en la empresa de llegar a conocerte y mi trabajo será ímprobo mientras tú
no me abras tu puerta”.
“Tú alumbrarás mi lámpara, Tú, mi Dios y Señor, acabarás por
rasgar mis tinieblas”.
“¡Oh que grande eres,
Señor! Y siendo tan grande, en el corazón de los humildes encuentras tu morada;
levantas a los caídos e impides que caigan los que se apoyan en Ti”.
¿Qué nos enseña la vida de San Agustín?
- A pesar de ser
pecadores, Dios nos quiere y busca nuestra conversión.
- Aunque tengamos
pecados muy graves, Dios nos perdona si nos arrepentimos de corazón.
- El ejemplo y la
oración de una madre dejan fruto en la vida de un hijo.
- Ante su conflicto
entre los intereses mundanos y los de Dios, prefirió finalmente los de Dios.
- Vivir en comunidad,
hacer oración y penitencia, nos acerca siempre a Dios.
- A lograr una
conversión profunda en nuestras vidas.
- A morir en la paz de
Dios, con la alegría de encontrarnos pronto con Él.
Fuente:
Catholic.net
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