¡QUIÉN TE DESCUBRIERA,
MI DIOS!
Tan Único y, a la vez tan distinto
como Padre, Hijo y Espíritu Santo
pero, sabiendo que el AMOR,
puede interpretar tan gran secreto.
Eres el Dios con nosotros y, todavía,
andamos empeñados en caminar solos
en creer y vivir incomunicados
en amarnos, más a nosotros mismos,
que disfrutar dándonos a los demás.
¡QUIÉN TE DESCUBRIERA, MI DIOS!
Como Alguien que no alcanzo a entender
pero, como Alguien, que vive conmigo
que se ofrece en un misterio de Tres personas
que habla con la fuerza y la autoridad del Padre
que ama con las manos y el cuerpo del Hijo
que quema con el fuego del Espíritu Santo.
¡QUIÉN TE DESCUBRIERA,
MI DIOS!
Como Dios verdadero, único e indiviso,
como Dios futuro,
pero presente en nuestras tribulaciones.
Como Dios familia, y llamándonos a la comunión.
Como Dios que busca la unión, y no la dispersión.
¡GRACIAS, SEÑOR!
No eres un Dios solitario.
No eres un Dios cerrado.
No eres un Dios independiente.
¡GRACIAS, SEÑOR!
Porque, en tu intimidad,
sabes desplegarte en tres personas tan distintas
pero en un mismo Dios verdadero.
¡GRACIAS, SEÑOR!
Javier Leoz