JUEVES
SANTO “DÍA DEL AMOR FRATERNO”
(Semana
Santa de 2015)
Es
en esta celebración de la pascua judía cuando Jesús se reúne con sus discípulos
para despedirse de ellos en la cercanía de su pasión, muerte y resurrección. Y
es este el momento por Él escogido para la institución de la Eucaristía.
«Sacramento
de la caridad, la Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí
mismo, revelándonos el amor infinito de Dios
por cada hombre. En este admirable Sacramento se manifiesta el amor «más
grande», aquel que impulsa a «dar la vida por los propios amigos» (cf. Jn
15,13)1.
La
Eucaristía es el sacramento de los sacramentos, porque contiene al mismo
Cristo. Mientras los demás sacramentos comunican la gracia, la Eucaristía
comunica al mismo Cristo. «En la Eucaristía Jesús nos hace testigos de la compasión de Dios por
cada hermano y hermana. Nace así, en torno al Misterio Eucarístico, el servicio
de la caridad para con el prójimo, que consiste justamente en que, en Dios y
con Dios, amo también a la persona que no me agrada o ni siquiera conozco»2.
Para
las primeras comunidades cristianas vivir la Eucaristía era el corazón de la
vida cristiana; celebraban y vivían eucarísticamente. Así también nosotros
estamos llamados a eucaristizar nuestra vida. En palabras de san Juan Pablo II:
«Las palabras de la institución de la Eucaristía no deben ser para nosotros
únicamente una fórmula consagratoria, sino también una “fórmula de vida”»3.
La
celebración de este Jueves Santo viene enmarcada en un contexto de crisis
global. Una crisis que afecta a todos, personas e instituciones, y que de forma
dramática tiene su repercusión en las
clases sociales más pobres. La Eucaristía nunca nos aísla, siempre nos proyecta
hacia los demás, porque implica y toca con su acción a toda la humanidad. Por
ello, una celebración eucarística no manifestaría la verdad que contiene si no
conduce al encuentro con el amor de
Dios. «Los gestos de compartir crean comunión, renuevan el tejido de las relaciones interpersonales,
inclinándolas a la gratuidad y al
don, y permiten la construcción de la
civilización del amor»4. «Estar en comunión con Jesucristo, nos hace
participar en su ser «para todos», hace que este sea nuestro modo de ser. Nos
compromete a favor de los demás, pero sólo estando en comunión con Él podemos
realmente llegar a ser para los demás, para todos»5. Resulta
inconcebible celebrar la Eucaristía desde la exclusión, la prepotencia, el
despilfarro, la ostentación o el poder que da la fama o el dinero. ¡Esto no es la Eucaristía del Señor!,
diría San Pablo. «La Eucaristía impulsa a todo el que cree en Jesucristo a
hacerse «pan partido» para los demás, y por tanto, a trabajar por un mundo más justo y fraterno»6.
En
este entrañable día del Jueves Santo, dejemos que el Espíritu actúe en nuestro interior, nos haga partícipes del
Amor de Dios y nos ayude, como dice el Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma,
a «tener un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se
deje encerrar en sí mismo y no caiga en
el vértigo de la globalización de la indiferencia».
Luis Quinteiro Fiuza
Obispo de Tui-Vigo
1. Benedicto XVI, Sacramentum caritatis,1
2. Benedicto XVI, Sacramentum caritatis, 88
3. Juan Pablo II, Jueves Santo 2000
4. Benedicto XVI, discurso en la apertura del
congreso de la diócesis de Roma sobre el tema “La Eucaristía dominical y el testimonio de la
caridad” junio 2010.
5. Benedicto
XVI, Spe salvi, 28
6. Benedicto
XVI, Sacramentum caritatis 88
Fuente: http://www.diocesetuivigo.org
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