Amor que, siendo Padre, se
despliega en el Hijo
y que, acariciando con las
manos del Hijo,
se hace eco, susurro y
soplo en el aliento del Espíritu.
¿Cómo lo haces, oh
Dios?
¿Cómo consigues ser tres y
uno a la vez?
¡Dinos dónde encontrar el
secreto de tal misterio!
¡Dinos cómo comprender lo
que, al entendimiento,
resulta tan lejano,
inaccesible e imposible!
Amor, sí; amor que funde
al Padre con el Hijo en el Espíritu
Amor, sí; amor que
construye una única casa
donde habitan, comparten y
disfrutan, por amor,
el Dios Único con el
Padre, el Hijo y el Espíritu.
Amor, sí; amor que, cuánto
más ama,
con más amor nos aguarda.
¿Cómo lo haces, oh Dios?
¿Cómo llegas a tal
comunión íntima y perfecta?
¿Cómo, sin perder
naturaleza alguna
te presentas de formas tan
distintas
y, a la vez, tan
armónicamente unidas?
Amor; sí; amor que busca
el bien y la felicidad divina.
Amor; sí; amor que
disfruta entregándose.
Amor; sí; amor que es
secreto de la grandeza trinitaria.
Amor; sí; amor que asombra
y nos acerca a este Misterio.
Amor; sí; amor que irradia
el núcleo del corazón trinitario.
Amor; sí; amor que exige
ser también UNO con Dios
como, el Hijo y el
Espíritu son también con el Padre.
Amén
Javier Leoz
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