- Acercar y proclamar
al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso
de Dios a cada persona.
- Alcanzar la
misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores,
por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina
Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina
Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina
Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la
coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia
(las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del
culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la
condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.
- La tercera tarea es
inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar
y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección
cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este
camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir
su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo. Actualmente este
movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo
entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades,
asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y
personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor
Jesús transmitió por sor María Faustina.
Fuente: catholic.net
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