El Purgatorio y el Infierno son dos realidades sobrenaturales de
las cuales se habla poco y se conocen mucho menos.
Sin embargo, como católicos sabemos que después de morir, nuestra
alma puede irse al Cielo, al Purgatorio o al Infierno:
depende de cómo fue nuestra vida en la Tierra.
En tiempos
pasados, cuando se enseñaba la fe, se nos decía mucho:
“Dios te va a castigar” o “Te vas a ir
al infierno”. Frases por el estilo nos impedían entender la
bondad de Dios.
Ahora, en cambio, las afirmaciones que escuchamos con
mayor frecuencia son: “El infierno no existe” o “No pasa
nada si hiciste algo malo”.
Pareciera que se está en
el otro extremo y no se llega a la verdadera
comprensión de lo que es el Infierno o el Purgatorio.
De
hecho, hay quienes sostienen que el Demonio ganó una batalla
importante: el hacer creer al hombre que el Infierno no
existe...
El Infierno es un estado que corresponde, en el más
allá, a los que mueren en pecado mortal y enemistad
con Dios, habiendo perdido la gracia santificante por un acto
personal, es decir, inteligente, libre y voluntario.
¿Crees que si no
existiera el Infierno, Jesús hubiera empleado su tiempo, que Él
sabía muy valioso, hablando de una mentira, algo ficticio, sólo
para asustar a los hombres? Jesucristo sabía lo que es
el Infierno y por eso vino al mundo: a librarnos
de ese castigo eterno y a enseñarnos el camino para
llegar al Cielo.
Por otra parte, si el Infierno no existiera,
¿qué sentido tendría la salvación? ¿A qué hubiera venido Jesús
al mundo? ¿A salvarnos de qué?
No podemos escapar de creer
que el Infierno es algo real. Debemos tomar en serio
la posibilidad de ser desgraciados para siempre.
¿Existe el Purgatorio?
Las almas
que llegaron a la muerte en estado de gracia, pero
no totalmente purificadas para entrar al Cielo, pasan a un
estado de purificación que conocemos con el nombre de Purgatorio.
Existe
el riesgo de presentar al Purgatorio como un “infierno temporal”.
Pero debe quedar claro que no es así. No sólo
son distintos, sino contrarios, ya que el Infierno se centra
en el odio, mientras que el Purgatorio se centra en
el amor.
El retraso en la posesión de la persona
amada provoca sufrimiento y ese sufrimiento purifica el amor, lleva
a un amor más pleno. De esto se trata
el Purgatorio: amor fundado en la esperanza de estar con
el amado, al cual no se puede alcanzar en ese
momento.
¿Cómo es posible que exista el Infierno, si Dios es
infinitamente misericordioso?
Dios ofrece su amistad sobrenatural al hombre, quien puede
rechazarla libremente. Dios ofrece esta amistad gratuita y libremente, pero
nunca la impone. Además, nos da la vida terrena para
elegirla. Después de la muerte, el hombre ya no tendrá
posibilidad de elección. El hombre que ha rechazado en su
vida la amistad con Dios, ya no es admitido a
ella.
Esta conciencia de no admisión y el saber que ya
no tiene remedio, que ya no hay posibilidad de conversión,
hace que surja en el condenado el odio y el
endurecimiento.
En el momento de la muerte, el alma separada del
cuerpo, por ser espíritu puro, queda fija para siempre en
la posición a favor o en contra de Dios que
tenía en el último momento de vida. Dios rechaza eternamente
al condenado, pero no porque lo odie, pues su amor
es siempre fiel, sino porque el condenado está eternamente cerrado
a recibir el perdón. ¿Cómo poder perdonar a alguien que
no quiere ser perdonado?
¿Hay alguien que realmente esté en
el Infierno?
Eso no lo podemos afirmar. Sabemos que existe el
Infierno con la misma certeza con la afirmamos que existe
el Cielo. La Iglesia nos asegura que hay gente en
el Cielo y que son los que han sido canonizados
(declarados santos o santas). Pero, nunca se ha hecho una
“canonización al revés”, que nos asegure que cierta persona está
en el Infierno.
Sin embargo, hay quienes Dios les ha concedido
una visión del Infierno, como Santa Teresa de Ávila, que
escribió: “Vi almas que caían al Infierno como hojas que
caen en el otoño”.
¿Puedo salvarme si me arrepiento en
el último momento?
Es demasiado arriesgado pensar que puedes vivir como
quieras y arrepentirte en el momento de la muerte, pues
ese momento será muy difícil para ti.
Como dijo la
Madre Teresa: “En el momento de la agonía, el hombre
sufre tanto, que es muy fácil que se sienta invadido
por la desesperación y la angustia, y estos sentimientos lo
vuelvan incapaz de arrepentirse y recibir el perdón de Dios”.
Será
muy difícil que en el último momento tengas la fuerza
y la valentía para arrepentirte, si viviste toda tu vida
lejos de Dios. Sin embargo, si te empeñas en arriesgarte,
es verdad que Dios te da la posibilidad de arrepentirte
hasta el último instante de vida y puedes salvarte con
ese único acto de arrepentimiento.
¿En qué consistirán las penas del
Infierno?
Así como en el Cielo disfrutaremos plenamente, como hombres formados
de cuerpo y alma, en el Infierno también se darán
dos elementos de sufrimiento:
El sufrimiento del alma por no poder
ver a Dios, llamado pena de daño. Este sufrimiento se
deriva de que los que fueron condenados ya vieron a
Dios, con toda su belleza y grandiosidad, en el día
del juicio y… ya no lo podrán ver jamás. Es
el sufrimiento ocasionado por sentirse irresistiblemente atraídos hacia Dios, sabiéndose
eternamente rechazados por Él.
El sufrimiento del cuerpo o pena de
sentido.
Aquí se trata de un elemento material que causa
un daño físico, un dolor intensísimo en el cuerpo. Para
significar este gran sufrimiento, Cristo habla en el Evangelio de
“fuego”, y aunque no necesariamente es un fuego como el
que conocemos en la Tierra, ésta es la imagen que
comúnmente tenemos de las penas del Infierno.
¿Puede un condenado arrepentirse?
¡Ojalá
pudiera, pero ya no tiene esta posibilidad! El corazón de
los condenados se endurece. Sufren por no estar con Dios,
pero ese sufrimiento se transforma en envidia y en odio.
Se convierten en enemigos de Dios.
Santa María Magdalena de Pazzi
oyó una vez la voz de Dios que le dijo:
“Entre los condenados reina el odio, pues cada uno ve
ahí a aquél que fue la causa de su condenación
y lo odia por haberlo llevado ahí. De esta manera,
los recién llegados aumentan la rabia que ya existía antes
de su llegada”.
¿Podemos imaginar el Infierno?
Si hacemos la operación inversa
a pensar en el Cielo, es posible hacernos una idea
aproximada acerca de cómo podría ser el Infierno. Aunque será
una analogía, pues como ya dijimos, el cuerpo resucitado no
será un cuerpo como el que ahora tenemos, sino diferente,
que ya no estará sujeto al espacio y al tiempo.
Para
hacerte una idea de lo que es el Infierno, imagina
el lugar más horrible que puedas, quítale lo poco bello
que le quede y llénalo de las cosas más repugnantes
y aterradoras. Imagínate haciendo lo que más aborreces, sufriendo dolores
en todo el cuerpo; contemplando imágenes espantosas; escuchando sonidos estridentes
y desafinados; experimentando los sabores más amargos; sufriendo con los
olores más desagradables, y sintiendo en tu corazón los peores
sentimientos: envidia, celos, remordimiento, rencor, odio.
Después, rodéate de las
personas más abominables que te puedas imaginar: orgullosas, envidiosas, egoístas,
criticonas, sarcásticas, sádicas y degeneradas. Y lo peor de todo…
te sientes irresistiblemente atraído hacia Dios y sabes que nunca
podrás llegar a estar con Él.
Piensa que en ese
lugar estarás aprisionado para siempre, sin posibilidad alguna de escapar.
Esta puede ser una imagen semejante al Infierno, pero debes
tener la seguridad de que cualquier cosa que te imagines
será mínima frente a la realidad, pues nuestra condición humana
nos hace incapaz de imaginar un sufrimiento sin límites.
El camino
seguro para ir al infierno:
Si sigues los pasos que a
continuación se presentan, puedes estar seguro de estar en el
camino ancho y espacioso que lleva a la perdición. No
tienes que hacer todo, sólo con que cumplas bien alguno
de ellos, habrás asegurado tu infelicidad eterna.
Búrlate de lo que
hacen los demás, con la seguridad de que nadie puede
hacer las cosas tan bien como las haces tú. Piensa
sólo en ti, en tus intereses y deseos y no
vayas a cometer nunca el error de preocuparte por lo
que piensan o sienten los demás. Siempre muéstrate indiferente ante
los problemas de los demás. Convéncete de que cada cual
debe de preocuparse de lo propio.
Procura desconfiar de todo el
mundo. Piensa mal de todos y de todo. No olvides
hablar mal de ellos y hacer públicos sus errores.
Cuando
alguien te haga enojar, descarga tu furia sobre él con
actos y palabras. Nunca vayas a cometer el error de
perdonarlo.
Prueba todas las experiencias autodestructivas que se te presenten en
el camino. Sigue los consejos de todas las campañas publicitarias,
ve todas las películas y revistas que lleguen a tus
manos, sin importar su contenido, de esta manera llenarás tu
corazón de ideas materialistas y ya no existirá lugar alguno
por donde Dios pueda entrar. Ten cuidado de no dejar
ni un hueco, pues Dios puede infiltrarse por ahí para
intentar salvarte.
Apégate lo que más puedas a las cosas
materiales. Funda tu felicidad en ellas y siéntete desgraciado cuando
no tengas algo o pierdas aquello que ya tenías. Desea
siempre tener más y más, y nunca vayas a compartirlo
con nadie.
Come y bebe lo más que puedas. Si se
trata de bebidas alcohólicas o drogas, aún mejor. De esta
manera, perderás la conciencia de tus actos y podrás cometer
atrocidades sin los molestos remordimientos de conciencia que tal vez
podrían hacerte cambiar.
Entristécete por todo lo bueno que les suceda
a los demás y deséales el mal a todos. Piensa
que nadie tiene derecho a ser más feliz que tú.
Si esto llegara a suceder, saca todas las armas para
destruir con tus actos y tus palabras a la persona
que haya osado tener una cualidad o una cosa que
tú mereces y ella no.
No te esfuerces por nada. Cualquier
cosa que te cueste un poco podría hacer de
ti una mejor persona y librarte del infierno. ¡Cuidado!
Jamás
hagas oración.
¿Dónde se habla del Infierno en el Evangelio?
Jesucristo habla
del Infierno en el Evangelio y expresa claramente su carácter
de castigo doloroso y eterno.
Algunas de estas citas se encuentran
en: San Mateo: “Quien dijere a su hermano “insensato”, será reo de
la gehena del fuego” (5,22). “No temáis a los que matan
el cuerpo; temed más bien a los que pueden arruinar
el cuerpo y el alma en el fuego eterno” (10,28). “Y
los echarán al horno de fuego; allí llorarán y les
rechinarán los dientes” (13,50). “Atadlo y echadlo fuera a las tinieblas,
donde habrá llanto y crujir de dientes” (22,13). “Y el siervo
inútil será arrojado a las tinieblas”. (25,30) “ irán éstos al
tormento eterno” (25,46). San Marcos: “Más te vale entrar manco al Cielo,
que entrar con las dos manos a la gehena, al
fuego inextinguible” (9,43-48). San Lucas: “… para que no vengan también ellos
a este lugar de tormento…” (16, 28).
Algunas personas, incluso algunos
sacerdotes, podrán decirte que el Infierno es una especie de
Purgatorio transitorio. Recuerda que el Infierno es la separación eterna
de Dios, infelicidad plena (Catecismo de la Iglesia Católica, nn.
1033-1037). También, podrás encontrar a quienes te digan que el Purgatorio
es un invento de la Edad Media. El Purgatorio es
la purificación final de los elegidos, completamente distinta del castigo
de los condenados (Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1031).
El
verdadero camino es el de la puerta estrecha, si queremos
llegar a Dios.
Autor: Pa´que te salves | Fuente: Catholic.net
Si queréis realizar un VIAJE AL INFIERNO, entrad en:
http://santamariadebaionadiocesistuy-vigo.blogspot.com.es/2011/01/el-infierno.html
Como es un tema que me preocupa, y tengo la experiencia de que,
aunque es un tema tabú para muchos, al final entran a escondidas porque nadie
les ve, puedo deciros, que una visita virtual a ese lugar, nos puede dar idea
de las consecuencias de no comportarnos bien aquí en la tierra, como Dios
quiere. No es indiferente y tengo cierto, que Dios se preocupa de nosotros. Se
hizo Hombre, para salvarnos de esa "quema".
Ahora confía en que seamos responsables y pongamos nuestra
parte, siendo agradecidos y demostrándolo, siendo consecuentes y... evangelizando
a los descuidados.
Os
puedo decir que ha sido el artículo más visitado en ese blog, con más de 38000
visitas virtuales.
Espero que el esfuerzo de este blog de Baredo, unido a otros,
saque a alguno de ir a ese lugar. Ya nos daremos por satisfechos si conseguimos
el objetivo, concorde desde luego con la voluntad de Dios. FRANJA
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Como es un tema que me preocupa, y tengo la experiencia de que, aunque es un tema tabú para muchos, al final entran a escondidas porque nadie les ve, puedo deciros, que una visita virtual a ese lugar, nos puede dar idea de las consecuencias de no comportarnos bien aquí en la tierra, como Dios quiere. No es indiferente y tengo cierto, que Dios se preocupa de nosotros. Se hizo Hombre, para salvarnos de esa "quema".
ResponderEliminarAhora confía en que seamos responsables y pongamos nuestra parte, siendo agradecidos y demostrándolo, siendo consecuentes y...evangelizando a los descuidados.
Os puedo decir que ha sido el artículo más visitado en ese blog, con más de 38000 visitas virtuales.
Espero que el esfuerzo de este blog de Baredo, unido a otros, saque a alguno de ir a ese lugar. Ya nos daremos por satisfechos si conseguimos el objetivo, concorde desde luego con la voluntad de Dios. FRANJA