Que también, en mí Señor,
se
inaugure como en Ti
un nuevo
tiempo de misión y de trabajo.
Que la
presencia de Dios y del Espíritu
y de toda
tu persona,
se haga
presente en mí, de tal manera
que,
viviendo con alegría mi ser cristiano,
sea
semilla de aquella gran sementera que es tu Evangelio.
Que
también, yo Señor,
renazca a
una vida nueva.
Que no me
sienta seguro de mí mismo.
Que no
crea que, con ser bueno, ya es bastante.
Que me fíe
de tu Palabra, y con tu Palabra,
me sienta
querido por Dios y empujado
a
proclamar su existencia en medio del mundo.
Tú, Señor,
nos das una forma de entender la vida.
Tú, Señor,
nos das el secreto de la felicidad.
Tú, Señor,
con tu Bautismo
cargas con
todas nuestras flaquezas y miserias.
Dios,
sobre tus hombros, pone el futuro de nuestra humanidad:
¡Redímela
con tu testimonio y sacrificio!
¡Rescátala
de las incertidumbres que la asolan!
¡Recupérala
de aquellos falsos dioses ante los que se postra!
Tú, Jesús,
que eres preferido, amado, tocado por el Espíritu
haz que,
también nosotros,
sintamos
el calor de la gloria del Padre
que no es
otra que la comunión del Hijo con el Espíritu Santo.
Amén
Javier
Leoz
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