¡Oh Sagrado Corazón, escarnecido por nuestros pecados!
Meditación: Señor… en la oscuridad del Getsemaní, la Luz de Tu Presencia. Señor… que sentías en aquella brisa fría la cercanía de Tu agonía. Señor… te veo arrodillado y orando, Tu respiración se acelera… puedo sentir el dolor de Tu Corazón, de ese Corazón que en ese instante sintió todos los pecados, los más sucios, los más inmundos, los cometidos y por cometer. Señor, allí Tu Corazón se atravesó. Pobre Mi Señor, el Puro, el Santo, soportando y sintiendo cada pecado. Señor… estás llorando… Sangre. Señor, de Tu Santa Frente cual pequeños rubíes gotas de Sangre caen. ¡Oh Señor perdón!, perdón por las espinas de mis pecados y las de mis hermanos, perdón Señor porque continuamos tu martirio… perdón Padre porque a pesar de habérnoslo dado, al Sacrificio de Tu Hijo lo hemos olvidado.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Trabajemos con humildad haciendo un examen de conciencia, recordando y meditando los pecados capitales: soberbia, vanidad, avaricia, gula, lujuria, envidia, ira.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
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