El pasado 9 de mayo de 2013 se cumplían 170 años del inicio de una hermosa historia. El obispo Carlos-Augusto Forbin-Janson tenía gran amistad con algunos de los misioneros franceses en China, y él mismo deseaba partir hacia el continente asiático, pero Dios tenía otros planes para canalizar su vocación misionera. Monseñor Forbin-Janson conocía de primera mano las dificultades de muchos niños de aquel país para poder sobrevivir; de modo especial, le entristecía profundamente que miles de estas criaturas murieran sin el bautismo.
Siguiendo el ejemplo y la palabra de Jesús, acudió a los más débiles y a los menos poderosos, a los niños y niñas de su diócesis: “¿Queréis ayudarme a salvar a los niños y niñas de China?”. La respuesta no se hizo esperar. Todos se comprometieron a apoyarle con una avemaría diaria y una limosna mensual. Desde entonces, millones de niños se han sumado a esta corriente de solidaridad. Así nació la que hoy llamamos Obra Pontificia de la Infancia Misionera y que durante muchos años fue conocida como Santa Infancia.
La fuerza de la infancia
El obispo Forbin-Janson dejó escrito: «El nacimiento de Jesús, hijo de Dios e hijo del hombre, pareció consagrar ya la primera edad de la vida, haciendo a la infancia amable, iluminada por el dulce reflejo de su misma gloria, y muy pronto, un nuevo lenguaje de enseñanzas y de ejemplos quitarán toda duda sobre la voluntad formal de dar a la infancia los derechos negados y, más aún, de añadir privilegios». Estas palabras muestran claramente su convencimiento de que la debilidad de la infancia, tiempo de silencio y de soledad, ha sido divinizada por Jesús y se ha convertido en fuente de gracia para todos, sobre todo para los niños y para los que se hacen como ellos.
Los pequeños, hasta ese momento, eran considerados, en todo caso, beneficiarios de la misión y destinatarios del anuncio; y, de pronto y de manera imprevista, se convirtieron en protagonistas convencidos y determinados. Desde los primeros meses de la fundación, la comunidad cristiana tomó conciencia de la fuerza misionera de los niños, en los cuales se manifestaba una presencia particular del Espíritu.
El protagonismo misionero de los niños fue, efectivamente, un punto sin vuelta atrás en la historia de la Iglesia. En la Antigua Alianza del pueblo de Dios, a los pequeños nunca les había sido confiado un papel de responsabilidad pastoral. A partir de la Nueva Alianza con Jesucristo, el niño se ha convertido en el punto de partida y de llegada del nuevo Reino. Muy a menudo, el Reino que Jesús describe en las parábolas evangélicas se compara a algo muy pequeño que llegará a ser muy grande: la semilla de mostaza, el grano de trigo, una pizca de levadura.
Desde su nacimiento, esta Obra se configuró como un itinerario de fe que, llevando la misión al corazón de los más pequeños, les hacía descubrir la alegría de servir a los hermanos. Este compromiso misionero implicaba un doble sentido: las oraciones, los sacrificios y la simpatía de los niños “de aquí” eran correspondidos con las oraciones, los sacrificios, la simpatía y, a veces, el testimonio del martirio de los niños chinos a quienes deseaban ayudar. Hoy este flujo de ayuda mutua alcanza a los pequeños de todo el mundo.
“Los niños ayudan a los niños”
Con este lema comenzó esta hermosa revolución solidaria, porque por primera vez los pequeños actuaban en la Iglesia como protagonistas humildes, sencillos, pero también creativos y valientes.
El Secretariado de Infancia Misionera, con el fin de conmemorar el 170 aniversario de esta Obra, propone de nuevo este mismo lema para que los niños y niñas de España se sumen a este proyecto misionero. Un proyecto que tiene como principales objetivos colaborar con los padres y educadores en el despertar progresivo de la conciencia misionera universal en los niños y niñas, ayudar a estos a desarrollar su protagonismo misionero, y moverles a compartir la fe y los medios materiales.
Con el impulso de la oración y con las aportaciones recibidas, Infancia Misionera podrá seguir atendiendo a muchos niños y niñas del mundo en sus necesidades más perentorias. Obras Misionales Pontificias da las gracias a todos por anticipado, ya que tiene la esperanza y la certeza de que esta Jornada de Infancia Misionera será de nuevo una manifestación de caridad con aquellos en quienes se nos muestra el rostro de Jesús.
Director de OMP en España
Fuente: http://www.infanciamisionera.es/2013/11/que-es-infancia-misionera.html
Un profeta internauta aseguró que este blog en el mes de febrero del 2014 alcanzaría los dos millones de visitantes. Por lo que veo no se ha equivocado. Solo falta un poquito.
ResponderEliminarY os preguntaréis el por qué?. No hace falta ser muy despejados para ver la marcha que lleva y lo atractivo de este blog.
En este blog hay alimento para todo aquel que de buena voluntad viene a buscar valores, mejor-formación cristiana-. Y no digamos los catequistas. Si hacen una pasada por estos artículos, llevarán ideas claras para el ejercicio de su actividad pastoral en su parroquia y si lo hacen los padres, materia clara para explicar a sus hijos.
Un brindis por este blog, al que vale la pena entrarle.
Yo rezo para quien lo confecciona no busque otra cosa que agradar a Dios, porque además es el mejor pagador. Dicen que Dios nunca se deje ganar en generosidad. Que Dios te bendiga siembre y la Madre mía, te cubra con su manto. Que San Miguel Arcángel que te defienda de los adversarios que saldrán en tu caminar, porque las envidiejas pueden venir de donde menos lo piensas. Ya sabes que tienes admiradores, porque con estos blogs nos enseñas muchísimo, incluso a los sacerdotes de parroquia, que se asomen, aunque tengan muchos títulos teológicos. Gracias y que Dios te ayude.