El sol y el viento discutían para ver quién era el más fuerte.
El viento bravucón decía:
-¿Ves aquel anciano envuelto en una capa? Te apuesto a que le quitaré la capa más rápido que tú.
El sol se ocultó tras una nube y el viento comenzó a soplar cada vez con más fuerza, hasta convertirse casi en un huracán, pero cuanto más soplaba, con más fuerza se agarraba el anciano a su capa.
Por fin el viento se calmó y se dio por vencido.
Entonces el sol que permanecía detrás de la nube, se asomó con una cálida sonrisa reconfortando al anciano, y no pasó mucho tiempo hasta que el anciano acalorado por la continua caricia del sol se quitó la capa.
Entonces el sol que permanecía detrás de la nube, se asomó con una cálida sonrisa reconfortando al anciano, y no pasó mucho tiempo hasta que el anciano acalorado por la continua caricia del sol se quitó la capa.
El sol demostró así al viento, que la suavidad y la ternura del amor de los abrazos son más poderosos que la furia y la fuerza.
L. TOLSTOI
¡Gracias María del Valle y Ana por compartir con nosotros esta preciosa reflexión! Para vosotras:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si quieres comentar no tengas inconveniente. Solo te ruego que seas educado y no uses nunca palabras soeces ni injuriosas. En caso contrario tendría que anularlo a continuación. Muy agradecido.