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11 nov 2013

Reflexión: Tus palabras

 

Que tus palabras sean como aguas
mansas pero en constante movimiento,
que con paciencia se van abriendo camino.

Que sean una bendición para los campos áridos,
que sean dadoras de vida para todas las plantas
que se nutran de tus palabras convertidas en agua.

Que con dulzura se introduzcan en la vida
de los sedientos, que necesitan de un trago
para seguir viviendo, no te fijes quién
se aprovecha de ellas, simplemente fluye.

Las palabras pueden ser una poesía,
una frase célebre, un consejo, un cuento,
una felicitación, una reflexión, incluso
hasta un chiste, sin embargo deben seguir
un cauce de amor para que llegue a todos.

Tus palabras pueden ser también,
en un momento dado, como las aguas
que bajan con fuerza, velocidad y,
en grandes cantidades, destructivas
y mortales, pues a su paso se desbordan
y ahogan.

Esta diferencia la marca los sentimientos
que nos embargan en el momento que
las emitimos, de cada quien depende
que nuestras palabras den vida o,
por el contrario, destruyan y asesinen.

Transformémonos igual que el agua,
que nuestras palabras y pensamientos,
cuando no sean positivos, se conviertan
en hielo, y queden mudas y estáticas.

Que cuando sean para compartir,
éstas sean líquido, que se usa
para conservar y crear la vida.

Y que sean vapor, cuando queramos
que lleguen a las alturas, para que el Buen Dios,
las distribuya más sabiamente,
en forma de lluvia, a todos sin distinción.

Benditas sean todas las palabras
de amor que de ti procedan,
pues eso demuestra que tu corazón
está en buenas manos...
 

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