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14 nov 2012

El azúcar de nuestra vida


Un cierto día, la profesora, queriendo saber si todos habían estudiado la lección solicitada, preguntó a los niños quién sabría explicar quién es Dios.

Uno de los niños levantó el brazo y dijo: Dios es nuestro Padre, Él hizo la tierra, el mar y todo lo que está en ella; nos hizo como hijos de Él. La profesora queriendo buscar más respuestas fue más lejos. ¿Cómo saben que Dios existe si nunca lo han visto?




La sala quedó toda en silencio. Pedro, un niño muy tímido, alzó la mano y dijo: Mi madre me dijo que Dios es como el azúcar en mi leche que ella hace todas las mañanas. Yo no veo el azúcar que está dentro de la taza de leche, pero si ella no pone el azúcar, la leche queda sin sabor. Dios existe y está siempre en medio de nosotros, sólo que no lo vemos. Pero si Él no está, nuestra vida queda sin sabor. La profesora sonrió y dijo: Muy bien Pedro, yo os he enseñado muchas cosas, pero tú, Pedro, me has enseñado algo más profundo que todo lo que yo ya sabía. Ahora sé que Dios es nuestro azúcar y que está todos los días endulzando nuestras vidas.

Le dio un beso y salió sorprendida con la respuesta de aquel niño.

La sabiduría no está en el conocimiento,
pues teorías existen muchas,
pero dulzura como la de Dios no existe
todavía ni en los mejores azúcares.


Fuente: webcatolicodejavier.org

1 comentario:

  1. Ese niño que dice que Dios es como el azúcar es un niño que promete. Es una enseñanza para los que niegan la existencia de Dios, porque no lo ven. Dios está en el corazón del que sabe responderle a Él. Ojalá que Dios fuese una experiencia viva para todos, y no un concepto aprendido en la rutina de las oraciones rezadas sin vida. La experiencia de Dios es lo más grade que puede tener el hombre (y la mujer). El Año de la Fe debe ser una ocasión para crecer en la ciencia y en la conciencia de Dios, sobre todo los padres para enseñárselo a sus hijos. Y no solo de viva vos, sino de viva vida.

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