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21 sept 2012

Examen sorpresa


Cierto día, un profesor entra en clase y le dice a los alumnos, que se preparen para una prueba sorpresa.

Todos se pusieron nerviosos, asustados por el examen que vendría, mientras el profesor iba entregando la hoja del examen con la parte frontal para abajo, de modo que no vieran lo que contenía hasta él decir en que consistía la prueba.

Una vez que entregó todas las hojas, les pidió que diesen vuelta a la hoja y viesen el contenido.


Para sorpresa de todos era una hoja en blanco que tenía en el medio un punto negro. 

Viendo la cara de sorpresa de todos sus alumnos, el profesor les dijo:

- Ahora van a escribir una redacción sobre lo que están viendo.


Todos los jóvenes, confundidos, se pusieron a pensar y a escribir sobre lo que veían.

Terminado el tiempo, el maestro recogió las hojas, las colocó en su mesa y comenzó a leer las redacciones en voz alta.

Todas, sin excepción se referían al punto negro de diferentes maneras.


Terminada la lectura, el profesor comenzó a hablar de la siguiente manera:

- Este test no es para darles una nota, les servirá como lección de vida. Nadie habló de la hoja en blanco, todos centraron su atención en el punto negro. Esto mismo pasa en nuestra vida, en ella tenemos una hoja en blanco entera, para ver y aprovechar, pero nos centramos en los puntos negros.


La vida es un regalo de la naturaleza, nos es dada con cariño y amor. Siempre tenemos sobrados motivos para festejar, por su renovación, por los amigos que nos apoyan, el empleo que nos da el sustento, los milagros que suceden diariamente, y no obstante insistimos en mirar el punto negro, ya sea el problema de salud que nos afecta, la falta de dinero, la difícil relación con un familiar, la decepción con un amigo...

Los puntos negros son mínimos en comparación con todo lo que diariamente obtenemos, pero ellos ocupan nuestra mente, en todo momento.


Saca tu atención de los puntos negros, aprovecha cada bendición, cada momento que el Creador nos da, tranquilízate y sé feliz..

¡Gracias por compartir esta reflexión con nosotros: María del Valle y María Esther! Para vosotras:


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