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9 may 2013

En Mayo con María - Reflexión y Flor Día 10



Estamos aquí para rezar a la Virgen, para honrarla, para decirle cuánto la queremos... y no nos cansaremos de sentir hablar de ella, de su grandeza, de su santidad, de su dignidad.
Su vida fue modesta, humilde: la mujer de un pobre artesano, en una pobre casa con higuera ante la puerta... alguno dice que como todas las mujeres de aquel tiempo, también María tendría las dos o tres gallinas para que no faltase el huevo a su pequeño Jesús.
Cristo, ahora tiene la corona de oro sobre su cabeza, el cetro en la mano; pero entonces, ninguna corona ni ropas de lujo, ni tronos, sino el humilde taburete de los pobres.


Cambiar con ella

Cuenta Anthony de Mehlo una fábula que, más o menos, dice así:

"Durante años fui un neurótico. Era introvertido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no me convencía la posibilidad de hacerlo por mucho que lo intentara.

Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara. Y también con él estaba de acuerdo. De manera que me sentía impotente y como atrapado.

Pero un día mi amigo me dijo: no te preocupes si no consigues cambiar, pues yo te quiero porque eres mi amigo, independientemente de cómo seas.

Aquellas palabras sonaron en mis oídos, entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y cambié".

"Cuánta razón se encierra aquí: nadie es capaz de cambiar si no se siente querido, si no siente una fuerza interior suficiente para subirse por encima de sus fallos", comenta un autor espiritual.

Tú no eres neurótico quizás, pero sí tendrás cosas que cambiar. Cuéntaselas a la Virgen. Y que sepas que Ella te dice que te quiere como eres y que cuentas con toda su ayuda, que es bastante, para conseguir cambiar. Te quiere con tus defectos pero luchando por vencerlos. Con Ella puedes, y... ¡qué fácil! Madre mía, que me sienta amado por ti. Que sepa y me dé cuenta de que me quieres, me conoces, me sigues, que sepa que te importo, que estás pendiente de mí,... ¡Ah! y... gracias.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.


Después termina con la oración final.

Texto escrito por José Pedro Manglano Castellary (Sacerdote)





Ante las grandes propuestas vienen y se exigen siempre  delicadas y pensadas respuestas: ¡SÍ! o ¡NO!. ¿Qué me dices?...

A la flor margarita se le conoce como oráculo de los enamorados. A Santa María le sobraron todos pétalos menos uno. Solamente quiso deshojar aquel con el que, en la gruta de Nazaret, dijo “SÍ” desde el principio, para siempre y sin pensárselo dos veces.

Un día más, Dios, nos entrega una margarita para que plantándola a los pies de la buena Madre reflexionemos si de verdad nuestra Fe es un “sí” sin condiciones o si es un “sí” con muchas reservas  (un “no” disfrazado). Que ofrezcamos a Santa María nuestro firme convencimiento de que un “SI” a Dios, a pesar de los muchos riesgos, mueve ríos de felicidad, de paz y de realización personal.

Pidamos por María: NO SER VELETAS EN NUESTRAS DECISIONES




“No es bastante con ser creyente. 
Es necesario ser creíble” 


(P.Casaldáliga)

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