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15 nov 2013

Oración para el Cuarto Domingo de Adviento



¡BENDITA TÚ, MARIA!

Bendita Tú, María

Contigo, renace de nuevo la esperanza

por tu alegría interior y, porque tus pies,

lejos de plegarse en sí mismos

se pusieron en marcha más allá de las montañas

¡Bendita Tú, María!

S Dios te hizo grandes favores,

no fue menos cierto que Tú le brindaste

tu obediencia, para cumplir su voluntad

tu sencillez, para no complicar sus planes

tu silencio, para que hablase su inmenso poder

tu bondad, para que se fijara sólo en Ti.

¡Bendita Tú, María!

Porque, si la Navidad asoma en el horizonte

es porque, primero, tu “SI” sonó en Nazaret

Si, los ángeles proclamarán la Gloria de Dios,

es porque, Tú antes que ellos,

publicaste que El había hecho obras grandes en Ti

que su nombre era santo.

¡Bendita Tú, María!

Siempre estuviste más dispuesta a dar, que a recibir

Al silencio, antes que a la palabra

A la pobreza, huyendo de toda apariencia

A la docilidad, sin amistad con la dureza

¡Bendita Tú, María!

Porque, tu nombre, tiene sabor a Navidad

Tus caminos, son senderos hacia Belén

Tu alegría, es preludio de lo que nos espera

Tus brazos, cuna que mecerán al Niño Dios

¡Bendita Tú, María!

Porque sigues aportando ilusión a nuestro mundo

Luz al sendero de nuestra fe

Porque sigues siendo el gran portal donde Dios nació

¡Bendita Tú, María

Por salir a nuestro encuentro

y llevarnos ante el rostro de Aquel que nace en Belén

Por hacernos participes de tu gozo

y recordarnos que, el servicio, es exigencia de la fe.

Porque, ante los días de Navidad,

nos invitas y nos enseñas

a estar vigilantes y dispuestos a acoger

a Aquel que viene, pequeño y humilde. Amén.

Padre Javier Léoz


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