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20 ago 2014

Recursos Catequesis Virgen María Reina del Cielo - María es Reina por ser Madre de Jesús, Rey del Universo: 22 de Agosto




Fuente: elrincondelasmelli

Foto: Viernes 22 de Agosto - 20° del T. Ordinario – Ciclo A

Santísima Virgen María, Reina 

ORACIÓN A LA REINA DEL CIELO
(Imprimatur concedido por el Papa San Pio X el 8 de junio de 1908)

Foto: Viernes 22 de Agosto - 20° del T. Ordinario – Ciclo A

Santísima Virgen María, Reina

REGINA COELI (Reina del cielo)



Foto: Viernes 22 de Agosto - 20° del T. Ordinario – Ciclo A

Santísima Virgen María, Reina

Fuente: taller jugando me acerco a María blogspot

Foto: Viernes 22 de Agosto - 20° del T. Ordinario – Ciclo A

Santísima Virgen María, Reina

Fuente: Facebook catequesis para niños


El 22 de agosto celebramos a la Santísima Virgen María como Reina. María es Reina por ser Madre de Jesús, Rey del Universo.

Un poco de historia


La fiesta de hoy fue instituida por el Papa Pío XII, en 1955 para venerar a María como Reina igual que se hace con su Hijo, Cristo Rey, al final del año litúrgico. A Ella le corresponde no sólo por naturaleza sino por mérito el título de Reina Madre.


María ha sido elevada sobre la gloria de todos los santos y coronada de estrellas por su divino Hijo. Está sentada junto a Él y es Reina y Señora del universo.


María fue elegida para ser Madre de Dios y ella, sin dudar un momento, aceptó con alegría. Por esta razón, alcanza tales alturas de gloria. Nadie se le puede comparar ni en virtud ni en méritos. A Ella le pertenece la corona del Cielo y de la Tierra.


María está sentada en el Cielo, coronada por toda la eternidad, en un trono junto a su Hijo. Tiene, entre todos los santos, el mayor poder de intercesión ante su Hijo por ser la que más cerca está de Él.


La Iglesia la proclama Señora y Reina de los ángeles y de los santos, de los patriarcas y de los profetas, de los apóstoles y de los mártires, de los confesores y de las vírgenes. Es Reina del Cielo y de la Tierra, gloriosa y digna Reina del Universo, a quien podemos invocar día y noche, no sólo con el dulce nombre de Madre, sino también con el de Reina, como la saludan en el cielo con alegría y amor los ángeles y todos los santos.


La realeza de María no es un dogma de fe, pero es una verdad del cristianismo. Esta fiesta se celebra, no para introducir novedad alguna, sino para que brille a los ojos del mundo una verdad capaz de traer remedio a sus males. 

 Autor: Tere Fernandez del Castillo | Fuente: Catholic.net


¿Por qué la Virgen María es «Reina»? 

S. S. Benedicto XVI lo ha explicado con las siguientes palabras:

 «María es Reina porque está asociada de forma única a su Hijo, tanto en el camino terrenal, como en la gloria del Cielo», dijo el Papa, antes de recordar, siguiendo a San Efrén de Siria, que su condición de reina deriva de su maternidad: «Es la Madre del Señor, Rey de reyes». 

Benedicto XVI explicó después «qué quiere decir María Reina». Como en el caso de su Hijo, ese título no es del tipo que implica «poder o riqueza»: «La realeza y el ser rey de Cristo está tejido de humildad, de servicio, de amor, es sobre todo para servir, ayudar, amar». Jesús fue designado rey en la inscripción de la cruz para mostrarse así «sufriendo con nosotros, por nosotros, amando hasta el extremo, y así gobierna y crea verdad, amor, justicia».

Como en el lavatorio de pies de la Última Cena, explica Benedicto XVI: «Es un rey que sirve a sus servidores. Y lo mismo vale para María: es reina en el servicio a Dios y a la humanidad, y reina del amor, que vive el don de sí misma a Dios para entrar en el designio de salvación del hombre». «Sierva» se llama a sí misma, recuerda el Papa, al responder al ángel en la Anunciación y ante Santa Isabel en el Magnificat.

«Es reina amándonos, ayudándonos en nuestras necesidades. Es nuestra sierva humilde... ¿Cómo ejerce María su realeza de servicio y de amor? Velando por nosotros, sus hijos, hijos que se dirigen a ella en la oración para darle gracias o para pedir su protección maternal y su ayuda celestial, tras haber equivocado el camino, oprimidos por el dolor o la angustia los tristes y castigados por las vicisitudes de la vida», continuó el Papa: «En la serenidad o en la oscuridad de la existencia, nos dirigimos a María confiándonos a su continua intercesión, para que nos obtenga del Hijo todas las gracias y misericordias necesarias para nuestro peregrinar por los caminos del mundo».

Finalmente, Benedicto XVI recordó que en las letanías que siguen al rosario se la invoca ocho veces como reina: de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas, de los apóstoles, de los mártires, de los confesores, de las vírgenes, de todos los santos: «El ritmo de estas antiguas invocaciones, y oraciones cotidianas como la Salve Regina, nos ayudan a comprender que la Virgen Santa, como Madre nuestra junto a su hijo Jesús en la gloria del cielo, está siempre con nosotros, en el discurrir cotidiano de nuestra vida... Sabemos que aquella en cuyas manos descansa en parte la suerte del mundo, es buena, nos ama y nos ayuda en nuestras dificultades».
 http://infocatolica.com

1 comentario:

  1. ¡Viva nuestra Reina y Madre! (¡habrá que unirse a la corte celestial!)
    Un fuerte abrazo

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