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28 mar 2012

CARTA DEL SR. OBISPO CON MOTIVO DE LA SEMANA SANTA 2012

El recuerdo de Jesús: ¡Fuente de la verdadera alegría!
Queridos diocesanos:
Con la solemne bendición de los ramos iniciaremos la Semana Santa del año 2012. Nuestra Madre la Iglesia nos invita a entrar de lleno en los Misterios que constituyen el corazón de nuestra fe. Estamos llamados a revivir con el Señor la intimidad de la última Cena, la angustia del prendimiento, el dolor acerbo de la flagelación, la coronación de espinas y el camino hacia el Calvario, la soledad y el abandono del Padre en la Cruz pero, sobre todo, estamos llamados a dejarnos transformar por la alegría inefable de su Resurrección en la luminosa noche de Pascua.
En la carta apostólica Novo millennio ineunte, el Beato Papa Juan Pablo II ponía a nuestra consideración una gran y esperanzadora realidad:
Después de dos mil años de estos acontecimientos, la Iglesia vive estos Misterios como si hubieran sucedido hoy. En el rostro de Cristo ella, su Esposa, contempla su tesoro y su alegría. ¡Cuán dulce es el recuerdo de Jesús, fuente de verdadera alegría del corazón! (NMI 28). Verdaderamente, en el Misterio Pascual está el sentido y el culmen de la historia humana ya que, el camino del cristiano es un camino llamado a reproducir el Misterio de Cristo. Bien sabemos que nuestra vida es un caminar continuo.
Estamos inmersos en el tiempo y vamos ascendiendo hacia la Jerusalén del cielo. Dentro de la existencia humana podemos experimentar los padecimientos de Jesús, pero en el seguimiento del Señor, no sólo son superables sino que, nos invitan a la plenitud de vida a la que el hombre aspira. Que no nos sorprenda el dolor y las dificultades de la vida: son camino de salvación. Por encima del mal y del pecado está el amor de Dios en Cristo Jesús.
Vamos a vivir un año más la Pascua, el paso del Señor de este mundo al Padre. Al mismo tiempo es el paso del Señor junto a nosotros para transformar nuestra vida, recrearla y humanizarla. Jesús está llamando ya a nuestra puerta. Abrámosle de modo que quien en la Pascua Resucita para la Iglesia y para el mundo, resucite también en nuestros corazones y en nuestras vidas. Queridos diocesanos, que en esta “Gran Semana” busquemos espacios amplios de oración para agradecer Cristo su entrega. Con recogimiento y sentido penitencial acompañemos al Señor en las hermosas procesiones que recorrerán nuestros pueblos y ciudades. Estas son primariamente actos de piedad, de catequesis, de evangelización, y también llamada a la conversión. Participemos en ellas con emoción, pero como complemento de una participación previa, activa y gozosa en las celebraciones litúrgicas del Triduo Pascual: verdadero Memorial de la Pascua del Señor.
Vuestro afmo. en Jesucristo
+Luis Quinteiro Fiuza
Obispo de Tui-Vigo

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