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28 feb 2013

Oración por la elección del nuevo Pontífice


Dios nuestro, Tú que como pastor eterno
conduces a tu grey con solicitud constante,
concede a tu Iglesia un pontífice
que te agrade con su santidad de vida
y se consagre enteramente al servicio de tu pueblo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

ORACIÓN DE GRATITUD A NUESTRO SANTO PADRE BENEDICTO XVI POR TODO LO QUE NOS HA DADO EN ESTOS AÑOS





Por sus palabras, siempre certeras,
profundas y realistas.
Porque, en su ancianidad,
ha sabido regir durante este tiempo
a la nave de la Iglesia en medio de vendavales
y tormentas.
¡GRACIAS SANTO PADRE!

Por su percepción de la realidad y
por su gran corazón para asumir dagas,
injuriosas y envenenadas, de este hipócrita occidente.
Por no haberse doblegado y, desde la sencillez y humildad,
haber propuesto con convencimiento
la verdad de Jesucristo
y su reinado dentro de nuestra Iglesia.
¡GRACIAS SANTO PADRE!

Por su inteligencia, lúcida, despierta y abierta.
Por su cercanía, afabilidad y por su nobleza.
Por haber intentado que, la Iglesia,
fuera más santa, transparente,
evangélica y llena de Dios.
¡GRACIAS SANTO PADRE!

Por su Magisterio que se ha dado generosamente
y sin rendirse a la evidencia tortuosa
y caprichosa de este mundo.
Por su gusto y por su delicadeza en la liturgia,
por su entrega y por tantas muestras de que,
el SEÑOR, habita dentro de Vd.
Por su gusto por la música y por el gregoriano,
por su devoción en la Eucaristía
por querer más unir que romper
por pretender que, la Iglesia, s
ea más consciente y conocedora
de Aquel que predica
y lleva en vasija de barro.
¡GRACIAS SANTO PADRE!

Por su mano que ha impartido
bendiciones a millares
Por su cayado que nos ha invitado
a seguir a Cristo y sin condiciones
por su lento caminar, con el cual nos sugería,
que la fe se propone y nunca se impone.
Por su mirada risueña y perdida
en el horizonte divino
que nos animaba a mirar hacia lo más profundo
del mar o a lo más alto del cielo.
¡GRACIAS SANTO PADRE!

Por este gesto que le honra....
de decirnos que, sus fuerzas,
son menores que la capacidad
para llevar el timón de la Barca de Pedro.
No lo deseábamos pero lo comprendemos.
Ahora, a nosotros, nos toca rezar.
Que DIOS le recompense su inmensa labor
y que nos perdone a nosotros,
si en algún momento,
fuimos con usted más lobos que corderos.
¡GRACIAS POR TODO SANTO PADRE!

Padre Javier Léoz.



 

Imagen: Bloguerosconelpapa

Una reflexión para cada día de Cuaresma: 17º Día Viernes


Amar hasta el martirio. Los bandidos encuentran al padre Bressini en Canadá con un ladrón que se acababa de convertir al cristianismo, y a los dos los torturan. Fue un martirio lento y refinado: Un día es una uña arrancada, al día siguiente la falange de un dedo y así durante semanas. El padre Bressin¡ mandaba escribir así al Superior de los jesuitas: "No me queda más que un dedo entero, me han arrancado algunas uñas con los dientes. En seis veces han quemado seis falanges. Sólo en las manos me han aplicado el fuego y el hierro más de dieciocho veces y me obligaban a cantar durante el suplicio".

Cuando le tocó el suplicio al ladrón decía: "Padre Bressini, ya no puedo más. Veo que voy a flaquear. ¡Pronto, pronto, Padre, muéstrame tus manos! Ellas me dicen cómo hay que amar a Dios".

Cuando miramos un crucifijo, al ver clavadas las manos y los pies y la cabeza con las espinas deberíamos decir como el joven ladrón:
"En tu Cruz veo cómo me has amado, Señor. Tus llagas me darán fuerzas para seguir aguantando -amando- las pequeñas cruces que permitas en mi vida".

Continúa hablándole a Dios con tus palabras.


Herramientas para Cuaresma

 

1. La mesa de la oración.
Para comprender y entender la voluntad de Dios
en nuestra vida. ¿Qué querrá el Señor de mí?

2. El destornillador del perdón.
Para aflojar situaciones tensas y, por lo tanto,
al igual que Jesús Maestro ofrecer el perdón sin exigir
nada a cambio.

 

3. La sierra de la confesión.
Para cortar con todo lo que nos separa del amor de Dios.
Para apartar de nuestro lado aquellas actitudes que no
nos permiten vivir como hijos de Dios y por lo tanto
para permitir que Dios vuelva a recuperar la noble
madera que tenemos en el corazón.

4. El martillo de la fe.
Para no desesperar ante un mundo incierto.
Para llegar al fondo de los misterios pascuales.
La fe nos hace comprender que, Dios, es amor
y que  lo ofrece gratuita y generosamente.
Sólo nos pide correspondencia y confianza.


5. El metro de la penitencia.
Para marcarnos pequeñas metas que nos inviten
a ponernos en camino saliendo al encuentro del Señor
que sube hacia Jerusalén.

6. El torno de la conversión.
Para moldear nuestra persona, nuestro corazón
y nuestra alma con la fuerza del Espíritu.
Dos grandes enemigos salen a nuestro paso:
el todo vale  y el todo da igual.

 

7. El clavo del amor.
Para volcarnos e incrustarnos de lleno allá donde existe
soledad e incomprensión. Cristo fue sensible a los dramas
de las personas. También nosotros podemos llevar
seguridad a aquellos que nos rodean con un poco de afecto.

8. El cristal de la transparencia.
Para que el Señor y también los demás nos vea
tal y cual somos. Pedro se comprometió a ser fiel
aún a sabiendas de que, su debilidad, podría más
que sus promesas. Ser transparente significa
también ser humilde. Mostrarnos tal y cual somos.

9. Las gafas de la esperanza.
Para ver los acontecimientos del mundo como Dios
mismo los ve. Para ser objetivos en nuestros juicios
y no confundir la falsedad con la verdad, la mediocridad
con la perfección o el interés personal con el bien general.

10. Las tijeras del pecado.
Para podar aquello que sobra en el árbol de nuestra vida
social, política, matrimonial o personal. Vivir con Cristo
conlleva buscar el camino de la perfección para encontrarnos
con Aquel que es imagen de la perfección divina.



11. Los alicates de la palabra de Dios.
Para perfeccionar nuestra vida y, hacer de nuestra existencia,
una búsqueda de su presencia, de su voluntad y de su amor.

12. La llave del corazón.
Para abrirnos sin reservas y sin condiciones ante
un Jesús que nos invita a seguirle, a escucharle
y a ser más y mejores hermanos.

P. Javier Leoz

Una reflexión para cada día de Cuaresma: 16º Día Jueves


Vocación. El director de una película de cine está ocupado en la tarea de escoger una actriz para protagonista de la película. Está sentado frente a su mesa de trabajo, sobre la cual yacen desplegadas docenas de fotografías facilitadas por los agentes cinematográficos. Al cabo de un rato, escoge una de ellas, la contempla detenidamente y dice a su secretaria: "Sí, éste es el tipo de mujer que necesito, llámela y cítela aquí mañana". Ni que decir tiene que hay una inmensa diferencia entre un director cinematográfico y Dios, entre Hollywood y el Cielo. Con todo, a través de este ejemplo podemos hacernos una idea de la razón de ser de nuestra existencia. Allá, en lo más profundo de la eternidad, Dios planeó el universo entero y escogió a los protagonistas del gran argumento que habría de desarrollarse hasta el fin de los tiempos. Ante su divina mente fueron desfilando las fotografías de las almas ilimitadas en número que él podía crear.

Cuando se topó con tu imagen, se detuvo y dijo: "Quiero darle mi vida a esta persona, para que sea feliz. La necesito para que desarrolle un papel único, personal, y luego, goce de mi presencia durante toda la eternidad... Sí, la voy a crear". Ahora ya sabes cuál es tu misión. Eres el protagonista. De que tú hagas o dejes de hacer lo que Dios ha pensado para ti depende que muchas personas sean felices o no, se salven o no. Tus amigos necesitan que les ayudes a conocer a Jesús.

Madre mía, que como tú, diga a Jesús que sí en los planes que Él tiene para mí. Señor, quiero lo que quieras, quiero cuando quieras, quiero como quieras, quiero mientras quieras.

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído, Después termina con la oración final.


26 feb 2013

Recursos Catequesis Tercer Domingo de Cuaresma






-Esta semana toca visitar un lugar de oración. No se trata de un monumento cualquiera sino de un edificio religiosos donde los creyentes se reúnen a rezar. Jesús va al Templo. Espera poder rezar allí, pero… ¿Habéis oído lo que se encontró y lo que hizo?

Heme aquí en tu casa, Señor,
vengo a ti, estoy en tu casa.


Mis ojos se posan en tu sagrario,
la lamparilla me dice que Tú estás presente.


Mis ojos se maravillan ante la luz
que atraviesa la vidriera.
Este rosetón redondo como la tierra
me hace pensar en tu deseo
de ver el mundo transido por la Luz.


Mis ojos se detienen en la cruz.
Pienso en el Amor
que puede ser tan fuerte
que es capaz de darlo todo.


Colorea la parábola de la higuera:

 

Una reflexión para cada día de Cuaresma: 15º Día Miércoles


Se curó el monstruo. Lo escribía J. Urteaga: "Ocurrió en un pueblo español. Intervienen como protagonistas: un muchacho enfermo, su familia, una ermita dedicada a Santa María y muchas súplicas.

El chico tiene 14 años, era alegre, dinámico, dicharachero, incapaz de estarse quieto un instante, deportista ... ; en muy poco tiempo el muchacho ha sufrido un cambio espectacular. Una parálisis progresiva le tiene inmovilizado en un sillón de ruedas. Toda aquella alegría contagiosa se ha transformado en un infierno, especialmente para la familia; en lo humano es inútil, en lo espiritual un pequeño monstruo egoísta. Todos deben servirle, cuidarle, atenderle, desvivirse por él. Todo es poco.

Una luz se ha encendido en el alma de su madre. Le llevaran a la ermita. Rezarán a la Virgen. Le pedirán su curación. Se hará el milagro.

Llegó el día. Ante la reja hay una madre que habla en voz alta con la Virgen, sin que le importe ni poco ni mucho que haya gente en su entorno.

¡María, tienes que cuidar a mi hija! ¡Es mi pequeña! Cúrala María. Que fallen los diagnósticos. ¡Qué no sea cáncer! Esta niña es todo lo que tengo en mi vida. ¡Cómo te la vas a llevar! ¡María, que no sea cáncer! Ella también te lo pide. Me ha dicho que venga a rezarte a la ermita. ¡Anda, María, que no sea cáncer!

Poco después, aquella madre angustiada, santiguándose, abandonó la reja de la ermita.

Es ahora cuando la otra madre, la de nuestro muchacho, se acerca para decirle, al tiempo, con miedo y con dulzura:

¡Hijo!, ¿ya has Pedido a la Virgen ... ?

Y se realiza el portento.

- Sí, mamá. He pedido la curación ... He pedido a la Virgen que no sea cáncer.

Señor, a veces yo también soy un auténtico monstruo por el egoísmo. Si ser cristiano es parecerse a Ti... me tienes que cambiar. ¡Qué piense en los demás! ¡que haga más por los demás que por mi! ¡que ayude, que haga favores, que me dé cuenta de lo que necesitan o de lo que podría alegrarles! ¡Cúrame, Madre mía, y dame mi corazón generoso! Gracias.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras.


25 feb 2013

El Sol y el Viento: Reflexión



El sol y el viento discutían para ver quién era el más fuerte.
El viento bravucón decía:
-¿Ves aquel anciano envuelto en una capa? Te apuesto a que le quitaré la capa más rápido que tú.

El sol se ocultó tras una nube y el viento comenzó a soplar cada vez con más fuerza, hasta convertirse casi en un huracán, pero cuanto más soplaba, con más fuerza se agarraba el anciano a su capa.
Por fin el viento se calmó y se dio por vencido.

Entonces el sol que permanecía detrás de la nube, se asomó con una cálida sonrisa reconfortando al anciano, y no pasó mucho tiempo hasta que el anciano acalorado por la continua caricia del sol se quitó la capa.
El sol demostró así al viento, que la suavidad y la ternura del amor de los abrazos son más poderosos que la furia y la fuerza.
 
L. TOLSTOI
 
¡Gracias María del Valle y Ana por compartir con nosotros esta preciosa reflexión! Para vosotras: